Hace una semana la inflación de Colombia en agosto confirmó lo que el mercado ya preveía y su indicador anualizado superó el rango alto del Banco de la República de 4%, al establecer su dato durante el octavo mes de este año en el 4,44 %.

Pero la situación de Colombia no es ni mucho menos inédita en Latinoamérica.

Brasil es el país de la región que presenta un mayor indicador, pues su inflación 12 meses de agosto llegó a 9,68 %, el mayor desde el 2016.

En México la tasa de inflación anual repuntó en el mismo mes hasta el 5,59 %, mientras que en Chile esta cifra alcanzó el 4,8 %. En el caso de Perú, la variación 12 meses del IPC subió hasta el 4,53 % en el octavo mes.

Esto, por supuesto, sin contar con precios al consumidor como el de Argentina, cuyo último dato, el de julio, era de 51,8 %.

Entre las razones que explican este comportamiento están, de acuerdo con María Paola Figueroa, directora de investigaciones para ‘frontier Latam’ para el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), el rebote de corto plazo en la actividad económica, los efectos rezagados de la depreciación cambiaria, las diversas disrupciones de oferta, el soporte monetario-fiscal y los altos valores de las materias primas. Por otra parte, los cambios de precios relativos inducidos por la pandemia y las dudas acerca de la fortaleza de la recuperación han dificultado la diferenciación entre choques temporales y permanentes. Esto ha tornado aún más complejo el panorama”.

Ante esto, las lecturas del impulso de la inflación son variadas. Por un lado, como indica José Ignacio López, director de investigaciones económicas de Corficolombiana, “estamos en un proceso de recuperación económica que se puede afectar por este tema inflacionario”.

Según el experto de Corficolombiana, hay componentes de normalización y de efecto base que no preocupan, pero sí lo hace una inflación que se está “importando” con los problemas de logística, costos de envío y de materias primas, lo que “podría poner un techo a la recuperación, porque una cosa es rebotar lo perdido y otra es crecer más allá”.

Por el otro lado, como resalta Camilo Pérez, gerente de investigaciones económicas de Banco de Bogotá, “si bien el nivel total de la inflación es elevado, pues tanto en Colombia como en Latinoamérica está por encima de las metas de los bancos centrales, cuando uno mira indicadores menos volátiles, como la medición básica que es a la que el Banco de la República da mucha importancia, está en 3,1 %, justo en el objetivo. Por supuesto hay sorpresas alcistas, pero cuando se mira el detalle asusta un poco menos. El otro tema es el efecto base y eso genera grandes variaciones, pero si se quita ese componente el dato es mejor”.

CONSECUENCIAS

Ante esto, las grandes preguntas que se hacen los analistas es qué consecuencias puede tener esta alta inflación. Una de ellas, sin duda, es que los bancos centrales de la región empiecen a subir tasas, los que aún no lo han hecho, o lo sigan haciendo los que sí.

El deterioro en la dinámica inflacionaria está reduciendo el espacio para mantener una postura de política monetaria ampliamente expansiva, aún si la recuperación económica en la región aún sigue amenazada por nuevas rondas del virus y dificultades para avanzar con los programas de vacunación”, resalta Figueroa.

De hecho, varios de los países con altas inflaciones que se han comentado ya iniciaron sus alzas de tasas. Uno de los últimos fue Perú, que el pasado viernes incrementó su indicador de referencia en medio punto porcentual, su mayor alza en 11 años.

Precisamente en Colombia se ha intensificado en las últimas semanas ese debate, y el mismo gerente del Banco de la República, Leonardo Villar, afirmó que empezarán las alzas de una manera gradual.

Es por esto que, como indica Figueroa, “incluso con brechas de producto aún negativas, los retos que enfrentan los bancos centrales de la región están mayormente vinculados a la necesidad de mantener ancladas las expectativas de inflación en un escenario de volatilidad en las condiciones externas y debilidad fiscal. El deterioro fiscal y las perspectivas externas inciertas son factores que continuarán presionando para mantener una política monetaria restrictiva”.

Camilo Pérez, por su parte, indica que otra consecuencia es que “las expectativas de inflación han empezado a aumentar para los analistas y también han venido subiendo las de los mercados de TES, que no se han salido del rango meta, pero eso sí podría empezar a preocupar”.

Por último, López apunta que “la inflación puede ir en contra del sentimiento de los consumidores y también de la capacidad de compra de ellos, además de que esto tiene un efecto adverso en los mercados de renta fija, lo que obliga a las autoridades monetarias a tomar decisiones e ir hacia un proceso de normalización y de mayores tasas, lo que finalmente puede ir en contra de la recuperación, en temas de inversión y de créditos comerciales”.

Otro de los aspectos de los que están pendientes los emisores de la región es a los movimientos que haga la Reserva Federal de Estados Unidos.

Fuente: Portafolio

Tomado de: https://www.portafolio.co/internacional/inflacion-en-america-latina-a-agosto-del-2021-556178

Imagen: Tomada de Canva

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