Autoridades de ambos países presentaron un informe para abordar la crisis por la pandemia.

Donar vacunas anticovid, incrementar los fondos para atender a los migrantes venezolanos y no caer en la desinformación son, a grandes rasgos, las tres recomendaciones centrales tanto para EE. UU. como para el resto de la comunidad internacional planteadas en el nuevo informe producido por el Centro de Pensamiento Atlantic Council.

El texto fue resultado de un trabajo conjunto del grupo de autoridades colombianas y estadounidenses que buscan estrategias para salir de la crisis que actualmente golpea a Colombia.

En primer lugar el grupo, que incluye a congresistas de EE. UU. y a ex embajadores en este país, sostiene que proveer a Colombia con dosis suficientes de vacunas contra el covid-19 es clave por que podría acelerar la recuperación económica y acotar las razones que han exacerbado las protestas sociales que se vienen presentando desde el pasado 28 de abril.

Según los autores, si bien las seis millones de dosis que ha prometido Washington para distribuir en América Latina son una contribución importante, no son suficientes para enfrentar el problema. En contraste, dicen, China ha proporcionado 165 millones.

“Más vacunas de EE. UU. ayudará a incrementar el porcentaje de la población totalmente vacunada, que actualmente alcanza solo un ocho por ciento”, afirman tras anotar que se deberían priorizar comunidades vulnerables como las indígenas o afrocolombianas.

El informe indica que si bien el país tiene contratos para adquirir 72 millones de vacunas, solo ha recibido hasta ahora 12 millones. No obstante, este lunes EE. UU. anunció que donará dosis adicionales a países de Latinoamérica (otros 14 millones) entre ellos Colombia.

Mayores esfuerzos ante la crisis migratoria venezolana

En segundo término, los autores sostienen que la ayuda que ha dado la comunidad internacional para la crisis humanitaria en Venezuela es la más pobre de toda la historia moderna. Para ponerlo en contexto subrayan que mientras en Siria se han donado casi US $ 21.000 millones de dólares en ayudas para refugiados, para el vecino país solo se han aportado US $ 1.400 millones.

“Dada su similitud tanto en tamaño como en evolución (ambas han dejando cinco millones de desplazados en cinco años), la disparidad es desconcertante.

En términos per cápita, países afectados como Colombia han recibido unos US $ 256 dólares por migrantes, que es menos de la décima parte que los US 3150 dólares por persona que en promedio se ha dado en Siria”, afirman no sin antes subrayar que a nuestro país ha llegado un 32 por ciento de esa diáspora y que, pese a las dificultades económicas, el gobierno hace grandes esfuerzos para acomodarlos.

“EE.UU. debe incrementar su asistencia financiera, técnica y diplomática a Colombia y otros países que responden a la crisis en medio de la pandemia del covid. Esto no solo respalda paz y estabilidad en el hemisferio sino que impide que continúe el alza de migrantes venezolanos que está llegando a la frontera sur ante el deterioro de la situación en Venezuela y los otros países huésped”, reza el informe.

El Atlantic Council dice también que aquellos que toman decisiones, es decir el Congreso y la administración de Joe Biden, deberían hacer esfuerzos por informarse de la situación.

“Si bien las personas en EE. UU. reciben información importante sobre Colombia a través de redes sociales y medios tradicionales de comunicación, la versión de los hechos es incompleta. Es esencial que la comunidad internacional siga conectada con actores claves (congresistas, empresarios, sociedad civil), al igual que expertos independientes para conocer mejor la situación en el terreno”, dice el texto.

Antony Blinken y Marta Lucía Ramírez

El reporte añade que ayudar a Colombia es vital para los intereses de EE. UU., pues no solo es uno de los mejores aliados que tiene en la región sino uno estratégico para solucionar los grandes retos que enfrenta el hemisferio. Entre ellos, la crisis de Venezuela, el narcotráfico, el crimen organizado y la seguridad en Centroamérica y Suramérica.

El informe fue escrito por Jason Marczak y Camila Hernández, del Centro Adrienne Arsht para América Latina, en el Atlantic Council. Pero es el resultado de una reunión de planeación estratégica de mediados de mayo del Grupo de Trabajo EE. UU. y Colombia creado por el Council para orientar la política estadounidense hacia el país.

Este grupo está compuesto por los ex embajadores William Brownfield, Anne Patterson, Kevin Whitaker y Michael McKinley. Así mismo, incluye al congresista Rubén Gallego (único colombiano en el Congreso de EE.UU), y a los ex subsecretarios de Estado para el Hemisferio Occidental, Arturo Valenzuela y Roger Noriega.

Por el lado de los centros de pensamiento están Cynthia Aronson del Wilson Center, Michael Shifter, del Diálogo Interamericano, Steven Donehoo de McLarty Associates, y Muni Jensen, en Albright Stonebridge Group, entre otros.

El grupo también incluye a personalidades colombianas como los ex ministros Mauricio Cárdenas y María Claudia Lacouture, el presidente de la Andi, Bruce Mac Master; el presidente del Grupo Santo Domingo, Alejandro Santo Domingo; y el presidente de la Federación Nacional de Cafeteros en Norte América, Juan Esteban Orduz.