María Claudia Lacouture.

La economía colombiana comienza a mostrar síntomas de mejoría. El resultado de las exportaciones de 2017 así lo refleja, independientemente de que el impacto esté atado a la subida en los precios de los hidrocarburos. Esta noticia es positiva, alivia en la coyuntura, pero será apenas un paño de agua tibia si no trabajamos fuertemente en la diversificación. Si seguimos haciendo lo mismo y de la misma manera seguiremos vulnerables y subdesarrollados.

De los resultados celebro especialmente la recuperación del sector agropecuario (7,2%) y, aunque en parte se debió a la reversión de los efectos del fenómeno climático de El Niño, es perceptible un nuevo dinamismo en el campo, generado por la confianza que se desprende del posconflicto y por la política de incentivos del Gobierno.

Una buena noticia que llegó con otra: el Gobierno de Estados Unidos autorizó la reapertura de las importaciones de cítricos desde Colombia. La medida beneficia en particular a los productores de naranja dulce, toronja, mandarinas y clementinas.

La agroindustria representa el sector con más alto potencial por la capacidad productiva colombiana y la demanda internacional, así como también la exportación de servicios, con el turismo como punta de lanza.

El reporte de las exportaciones colombianas en 2017 confirma que Estados Unidos se mantiene como nuestro primer socio comercial, con un crecimiento de 3,2% y una participación de 27,9% en el total de las ventas externas. Nuestra invitación es a trabajar con mayor entusiasmo en este mercado, a multiplicar las acciones comerciales para aprovechar los beneficios, a revisar la diplomacia comercial para evitar contratiempos, a que sigamos en el desmonte de las barreras.

La semana pasada estuve reunida con líderes de muy importantes empresas afiliadas a Amcham Colombia para tratar diversos asuntos en la Mesa Especializada de Comercio, una buena práctica de la entidad para identificar oportunidades, proponer soluciones a las dificultades y contribuir a mejorar la productividad local y las relaciones comerciales binacionales.

Los empresarios coincidieron en manifestar que ha sido un buen comienzo de año, que sus ventas y pedidos crecieron desde el último trimestre de 2017, que el panorama lo ven con optimismo, y aunque admiten que el proceso electoral crea cierta incertidumbre, no está siendo un determinante, al menos por el momento.

Un líder del sector automotor destacó que además de las buenas ventas recibieron muchas solicitudes de cotización para maquinaria pesada y que, para su sorpresa, estas se convirtieron en pedidos en tiempo récord. Algo inusual en ese mercado. El presidente de una firma consultora comentó que no se produjo la resaca de enero, por lo que desde los primeros días del año trabajan a marchas forzadas; y un empresario del sector logístico manifestó que desde el último trimestre del año pasado los puertos trabajan a ritmo frenético, lo que permite suponer que la recuperación tiende a mantenerse.

Fue muy grato oír tan buenas noticias. Al indagar más, pregunté cuáles eran los sectores que estaban jalonando esa reactivación, la respuesta fue contundente: petróleo, minería e infraestructura. Lo mismo de antes o, mejor, otra vez en el punto de partida. Es el momento de que todos, sector público y privado, retomemos la tarea de diversificar e innovar para lograr la productividad y la competitividad que necesitamos.

Fuente:  La República