La atención sigue puesta en cinco estados claves, donde la diferencia entre Trump y Biden es poca.

El drama seguía consumiendo a EE. UU. anoche, dos días después de las elecciones presidenciales y sin que aún se pudiera declarar a un ganador entre el republicano Donald Trump y el demócrata Joe Biden.

Con calculadora en mano, autoridades y expertos en todo el país continuaban sacando cálculos y porcentajes en cinco estados donde aún se contabilizaban votos, pero los márgenes eran tan mínimos que no era claro el nombre del triunfador.

Hasta las 11:30 p. m. de este jueves, Biden seguía adelante con 253 votos al Colegio Electoral y estaba a 17 de obtener los 270 votos que se requieren para ganar la Casa Blanca. Trump, por su parte, obtenía 217 (si se suman tres votos en Alaska que se daban por descontados). Pero los ojos estaban puestos en los 68 votos al Colegio Electoral distribuidos entre Pensilvania, Arizona, Georgia, Nevada y Carolina del Norte.

El vicepresidente continuaba más cerca del triunfo, pues seguía adelante en Nevada y Arizona y solo con ellos aseguraba la Oficina Oval. Además, su panorama lucía mejor en Pensilvania, donde le recortó a Trump casi la totalidad de su liderato y se proyectaba que podría superarlo una vez se terminen de contar los sufragios. Solo con una victoria en este estado, que pone 20 votos al Colegio Electoral, sería suficiente para sobrepasar el número mágico.

Y, al final de la jornada, Biden incluso se acercaba a un posible triunfo en Georgia. Trump, por el contrario, necesitaba ganar ese estado además de Carolina del Norte, Pensilvania y Arizona o Nevada.

Durante el día, el presidente volvió a utilizar las redes sociales para insinuar que se estaban robando las elecciones y pedir la suspensión del conteo de votos que aún avanza en algunos estados.

“Esto es parte de una maquinaria corrupta de los demócratas… Están haciendo trampa”, dijo el presidente anoche desde la Casa Blanca, citando una letanía de quejas por supuestas irregularidades y vaticinando que no reconocerá el resultado. Pero sus comentarios no cayeron nada bien. Incluso entre muchos republicanos.

“Esto es parte de una maquinaria corrupta de los demócratas… Están haciendo trampa”

“Lo que dijo Trump es peligroso y equivocado. Si hay fraude hay que demostrarlo, pero decir que los votos ausentes no deben ser contados solo porque no están favoreciendo es irresponsable”, dijo el senador republicano Rick Santorum, un fuerte simpatizante del presidente.

Las palabras de Trump elevaron la tensión al máximo en un país que seguía sin conocer los resultados 48 horas después de finalizados los comicios.

En varias ciudades se presentaron protestas de seguidores de Trump que exigían poner fin al conteo y amenazaban con tomarse los recintos donde se adelanta el conteo.

Aunque frustrante para algunos, el proceso no era irregular y las demoras estaban atribuidas al gran volumen de votos que llegaron por correo y que tardan más en ser contabilizados. Además, a diferencia de otros estados como Florida, donde se contó el voto anticipado antes del martes, en los que están pendientes se dejó la sumatoria para después de que cerraran las urnas.

La posición de Trump, además, parecía contradictoria. Por un lado, al parecer, el presidente estaba pidiendo suspender el conteo de votos –lo que sería ilegal, pues las normas en ellos les permiten continuar sumando sufragios al menos hasta el 11 de noviembre, cuando algunos deben presentar resultados oficiales–, pero solo en los estados donde estaba en la delantera (como Pensilvania o Georgia), no en los que se venía recortando la diferencia (Nevada y Arizona). De hecho, si suspendieran el conteo en este momento y se otorgara la victoria al que va adelante en los estados, Biden sería el presidente con 270 votos al Colegio Electoral.

Por el otro lado, miembros de su propia campaña y de su administración dijeron ayer que había que continuar contando, especialmente en Arizona, donde Trump espera alcanzar a Biden. Incluso, sus simpatizantes se volcaron a los centros de escrutinio en el estado para exigir que se cuenten todos los sufragios.

La situación en cada uno de los estados era diferente y su desenlace no se esperaba hasta hoy o, incluso, el fin de semana.

Y si bien todos los estados eran importantes, los ojos estaban puestos en Pensilvania. No solo porque podía ser el estado que defina las elecciones, sino por una serie de demandas que elevó la campaña de Trump para tratar de frenar el conteo de los votos o anular otros.

En particular, los sufragios que llegaron por correo posterior al cierre de los comicios, aunque la Corte Suprema del Estado ya había autorizado que fueran contabilizados, siempre y cuando lleguen tres días después.

Y también intentaban sembrar dudas frente a la credibilidad de la secretaría de Estado de Pensilvania, Kathy Boockvar, porque había criticado a Trump hace cuatro años cuando no era funcionaria. El conteo en este estado era bastante fluido. De los 600.000 votos que le sacaba Trump el día de las elecciones, la diferencia había bajado a menos de 26.000 y continuaba cayendo, pues Biden estaba sumando tres de cada cuatro de los votos pendientes. Su campaña, de hecho, estaba convencida de que Biden ganará en este estado.

En Georgia se vivía el jueves en la noche todo un voto finish con una diferencia de unos 1.700 votos que si bien favorecía a Trump, se estaba evaporando con unos 18.000 sufragios por contar. De hecho, en la mañana de este viernes, Biden ya había superado a Trump por un pequeño margen.

En ambos estados se anticipa que cualquiera de las dos campañas, dependiendo de quién pierda, pedirá un recuento que sería legal, pues las leyes lo permiten cuando la diferencia es inferior al 1 por ciento, en el caso de Pensilvania, y al 0,5 por ciento, en el caso de Georgia.

Esto ya lo confirmaron las autoridades en Georgia
“Con un margen tan pequeño, va a haber un recuento en Georgia”, dijo a la prensa Brad Raffensperger, el secretario de Estado, que es el consejero de Interior encargado del proceso.

La situación en Nevada, donde Biden le sacaba a Trump solo 12.000 votos, seguía en el aire y al parecer no será resuelta antes del fin de semana pues, según las autoridades electorales, aún estaban recibiendo votos por correo que fueron depositados el día de las elecciones (esto es legal en este estado).

En Arizona, la odisea también continuaba. El exvicepresidente seguía encabezando la carrera por unos 50.000 votos, pero su margen se fue reduciendo a lo largo del día y el equipo de Trump albergaba la esperanza de sobrepasarlo.

Ello no se sabrá hasta hoy, pues las autoridades postergaron la entrega del parte electoral y tuvieron que lidiar con manifestantes que reclamaban acceso a las mesas donde se verifican los votos.

Carolina del Norte era quizá el único de estos cinco estados donde el panorama se veía más despejado, pues la ventaja de Trump era considerable (unos 85.000 votos) y el voto pendiente, muy escaso como para provocar una sorpresa.