Con la pandemia, la industria del turismo viene montada en una montaña rusa, con más pendientes que valles, sin certezas y con difíciles pronósticos, sujeta al vaivén del covid-19 y a la aparición de variantes del virus que desafían a los científicos, ponen en aprietos a los países y aplazan la anhelada reapertura. A medida que pasa el tiempo aumenta el número de damnificados y cambian las expectativas.

Y como dice The Economist en un análisis sobre la situación mundial del turismo, los viajes internacionales siguen sujetos a falta de unidad de criterios entre los países, incluso con cambios de última hora en requisitos, pruebas, cuarentenas y demás medidas que trastornan cualquier intención de viajar.
Esa inestabilidad ha desanimado a los viajeros y afectó notablemente la temporada de verano en el hemisferio norte cuando las proyecciones indicaban que sería el comienzo de la reactivación. Es posible que eso no suceda sino hasta 2024, según algunas estimaciones.

Por esto mismo es importante poner en marcha, de inmediato, una estrategia nacional e internacional (enfocada en los principales mercados) que transmita a los viajeros un mensaje de confianza sobre los avances en el control del virus en Colombia, especialmente ahora que la tasa de cambio favorece al extranjero, y también motivar a los colombianos para que recorramos más nuestro país, pues además ir al exterior se encareció por la misma devaluación.
Igualmente será determinante acoger las tendencias, que tuvieron un importante giro con la pandemia para dar más relevancia a la transformación digital, a los modelos sostenibles, con respeto al medio ambiente, promoviendo mayor conciencia sobre el calentamiento global, sobre el cambio de hábitos, para que haya más deseo de tranquilidad que de consumo excesivo.

La biodiversidad de Colombia es la mejor carta que podemos jugar para aprovechar mejor el momento, sin descuidar la necesidad de implementar acciones que garanticen la sostenibilidad y el cuidado del entorno para que esto no sea flor de un día, se convierta en una industria de largo plazo y que las nuevas generaciones también puedan gozar de esta riqueza.

Según la encuesta 2021 de Euromonitor, nunca ha habido un momento más crítico para comprender las preferencias de los viajeros. El estudio anota varias tendencias, como el paso a una visión más holística del viaje, mayor comprensión de la estacionalidad para un modelo de turismo sostenible, que evite el hacinamiento y promueva la dispersión equitativa de visitantes y, sobre todo, naturaleza, seguridad, bienestar y tranquilidad. Los nuevos turistas tendrán más en cuenta el impacto que su viaje puede causar, serán más inflexibles frente al deterioro ambiental y más sensibles hacia la riqueza cultural, la injusticia social, la desigualdad y la inequidad.

Se prevé que el gasto en el turismo mundial tardará al menos cinco años en volver a niveles prepandemia, por lo que debemos desde ya tomar las riendas con alternativas reales para el sector. El futuro de la industria en Colombia depende de cómo fortalezcamos nuestro producto de naturaleza, que aprovechemos ese gran diferenciador, tener claro cómo lo vamos a articular, hacer las jugadas correctas, aplicar las políticas necesarias, con las herramientas tecnológicas adecuadas, innovación empresarial y altos estándares de bioseguridad. No podemos bajar la guardia.

Fuente: La Republica

Tomado de: https://www.larepublica.co/analisis/maria-claudia-lacouture-402341/turismo-sin-certezas-3220401

Imagen: Tomada de Canva