Sensatez y certidumbre – María Claudia Lacouture

Colombia vive un momento de trascendencia por cuenta del rumbo que tomen las diferentes reformas que ha propuesto el Gobierno Nacional. Es una coyuntura que merece mucha reflexión, diálogo, consensos y responsabilidad política por los efectos que tendrán en la vida de los colombianos y en el futuro económico del país. El país votó por un cambio y hay que hacerlo, aunque ante todo hay que salvaguardar las instituciones y recorrer el camino con propuestas progresistas, con ideales, pero sin ideologías que menoscaben el propósito que nos debe unir y es el de construir un mejor país.

La semana pasada se dio inició a las sesiones extraordinarias del Congreso en la que uno de los principales temas que se tienen que discutir es el Plan Nacional de Desarrollo que se convierte en la carta de navegación de este Gobierno, en la que sin duda refleja el interés de establecer proyectos y programas de transformación que van desde el ordenamiento del territorio alrededor del agua, pasando por la seguridad humana y la justicia social, la transformación productiva y la convergencia regional, sin dejar de mencionar el eje transversal de esta hoja de ruta que se ha denominado como la paz total.

Es importante que, desde el seno del Congreso de la República, quienes tienen 90 días para su revisión y discusión, se haga una reflexión equilibrada y ponderada de las propuestas, contribuir a que fluya una actitud propositiva entre los diferentes actores involucrados en las propuestas y se escuche también a las organizaciones independientes, a los gremios, a los trabajadores. Hacemos un llamado a los congresistas, desde las agremiaciones y el sector privado, a reflexionar sobre las discusiones e inquietudes que persisten en las reformas propuestas y presentadas, así como con el Plan Nacional de Desarrollo. Para construir la Colombia que propone la nueva administración, una nación más justa y que brinde más oportunidades, hay que ir sin prisas, sin populismos, que no se afecte el desarrollo, que el tejido empresarial mantenga su fortaleza y su importancia en el progreso y la creación de empleo, que se mantengan abiertas las puertas a la inversión extranjera que ha funcionado como un generador importante de puestos de trabajo directo y formal, que la industrialización sirva para ampliar el comercio exterior, que la salud llegue realmente a todos, así como la educación, pilar fundamental para que un país pueda dar un salto cualitativo. Es muy importante proteger la inversión extranjera: solo las más de 500 empresas estadounidenses instaladas en Colombia generan más de 107.000 empleos y contribuyen con el desarrollo sectorial, de transferencia de tecnología y conocimiento.

No es el momento de cambiar por cambiar lo que existe y que ha permitido la estabilidad macroeconómica del país, reducir la pobreza y mejorar la calidad de vida. Es tiempo de mejorar, sí, pero de construir sobre lo construido será más útil que desechar lo que ha funcionado bien.

Una democracia no es blanco y negro, es un compendio de colores que funcionan en sinergia por propósitos comunes. Es tiempo de sensibilizar, de poder conocer los textos completos. Si no tenemos hechos reales no podemos tener verdad, si no tenemos verdad, no podemos tener confianza. Colombia no solo goza de buenas calificaciones macroeconómicas, es un país que entre sus compatriotas se ha mantenido fuerte, que ha logrado resistir una historia difícil y se ha levantado.

Fuente: La República

Tomado de: https://www.larepublica.co/analisis/maria-claudia-lacouture-402341/sensatez-y-certidumbre-3543016

Imagen: Blog personal de Maria Claudia Lacouture