La Cumbre Bicentenario que conmemoró los 200 años de relaciones diplomáticas y comerciales entre Colombia y Estados Unidos dejó muy claro que los lazos que unen a las dos naciones son hoy más fuertes que nunca, que el intercambio adquirió un gran dinamismo gracias al TLC y que estamos frente a un momento histórico para imprimirle un salto cualitativo y cuantitativo: llegó la hora de la acción.

Los enemigos de la integración y los amigos del proteccionismo desconocen las bondades de los tratados comerciales, por lo que las fuerzas políticas y económicas del país que sí lo entienden y lo dimensionan, y los empresarios y las instituciones que reconocen sus ventajas, tenemos el deber de salir en su defensa y consolidarlo.

No todo es comercio. En materia de inversión extranjera y turismo tenemos también cifras muy positivas. Lo que se ha logrado en estos 10 años sin duda es digno de resaltar y aplaudir, sin que perdamos de vista que el mundo de hoy es diferente al de hace una década. El contexto político y económico del mundo nos obliga a reflexionar sobre la manera en que debe evolucionar la relación.

En lo que puede ser predecible, resaltan cinco temas que muestran un camino de oportunidades para fortalecer la relación con grandes beneficios: la presencia de Colombia en diferentes iniciativas tanto del Legislativo como del Ejecutivo en EE.UU., la importancia de luchar contra la amenaza del cambio climático, el reto de la humanidad de alimentar a casi 7.000 millones de personas, la creciente necesidad internacional de recursos minerales (donde Colombia cuenta con una gran reserva) y la crisis logística mundial.

Bajo la óptica de estos cinco aspectos, Colombia adquiere una importancia especial en el concierto internacional y será percibido como un país de alto potencial, lo cual será determinante para la toma de decisiones de empresas relevantes de diferentes sectores. La alineación de las fortalezas locales y las necesidades globales nos ponen frente al reto de movilizarnos con agilidad y sacar el mayor provecho posible.

Para aprovechar este potencial y mejorar la inserción del país en la cadena productiva de energías limpias se requiere desmitificar el sector, fortalecer e impulsar la minería legal y poner en marcha una actividad exploratoria intensa que cuantifique las reservas.

Como expresó el embajador Goldberg, el TLC no hay que cambiarlo sino implementarlo bien. Y para ello es preciso ponernos al día en los pendientes y hacer las reformas estructurales necesarias. Colombia está llamado a ser protagonista, pero la competencia es feroz y por eso es indispensable avanzar en temas como el acuerdo de doble tributación que los dos países vienen negociando y que sería un argumento favorable adicional.

Sabemos que estas acciones no le corresponden solo al sector público. En el ámbito privado se debe jugar un papel más activo a través del conocimiento de las oportunidades, trabajar de forma permanente en la productividad y la competitividad e incrementar su participación en todos los procesos.

Pero, sobre todo, para aprovechar estas y otras oportunidades, es indispensable la continua defensa y fortalecimiento de la democracia y las instituciones, y para ello los colombianos debemos tomar buenas decisiones en las próximas elecciones, que haya un voto a conciencia, un voto responsable. Por Colombia, debemos elegir votar.

Fuente: La República

Tomado de: https://www.larepublica.co/analisis/maria-claudia-lacouture-402341/llego-la-hora-de-la-accion-3348920

Imagen: Tomada canva

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